Conocí a Dani hacia la mitad de los 90 (no pondría la mano en el fuego, pero quizás fuese en el 96). Tuvimos contacto bastante estrecho durante unos años.
No me resisto a contaros una anécdota de unos años más tarde.
Corría el mes de marzo o abril del 2000 cuando recibí una llamada suya, preguntando a ver si disponía de coche. Desde la Asociación en la que participaba habían organizado un par de charlas sobre el Sistema Nacional de Salud de Cuba. Necesitaban llevar a la ponente hasta Gasteiz-Vitoria desde Bilbo. Ni corto ni perezoso me ofrecí a ello, e invité a un amigo y compañero de Facultad, que sabía que acudiría encantado. Recogerla en la sede de una TV local para acercarla a una emisora de radio fue mi primera tarea como chófer improvisado. Al salir de ésta, ya dispuestos a tomar la autopista, pasamos cerca del relativamente recién inaugurado Museo Guggenheim. Por aquel entonces, la exposición temporal era una sobre motos. Al pasar junto al museo y mencionarle la exposición, ella dijo:
Tal vez esté ahí la moto de mi papá…
No soy nada entendido en motos, pero sí sabía que se refería a la Norton 500 que Alberto Granados y su padre habían usado para recorrer América. Llevaba en el asiento trasero del Citroen que compartía con mi hermano a una de las hijas de Ernesto che Guevara, Aleida Guevara March. Durante el viaje me enteré (¿casualidades de la vida?) que compartimos profesión; quizás algo influyese en los últimos meses de mi especialidad, dedicados a la alergia infantil.
Aquel mismo verano, tirando de aquel mismo hilo, tuve la oportunidad de acudir como brigadista a Cuba durante cerca de un mes, pero eso quizás sea historia para otro día…
Los distintos recorridos vitales me han alejado de Dani en los últimos años, aunque hemos coincidido en alguna ocasión y hemos podido ponernos al día aunque sea de forma breve. Él, ingeniero de profesión, da clases en la Escuela de Ingenieros y tiene un blog, Danitxu.com-Conocimiento y software libre, que he de confesar que no figura entre mis lecturas habituales porque, aunque me gustaría manejarme mejor en esos terrenos, me parecen en ocasiones cuestiones como de otro planeta…
Ha sido otro amigo el que me ha puesto en la pista de una entrada reciente de su blog, la que hace mención a un proyecto, el proyecto Bonis, proyecto de cooperación y telemedicina basado en herramientas libres, en la que entrevista a Xabier Basogain, profesor de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea. De la entrevista que podéis leer al completo en su entrada (no es muy larga), me quedo con algunas reflexiones sobre la oportunidad de poner las tecnologías al servicio de quienes más lo necesitan:
El destinatario principal del proyecto es la población que potencialmente puede enfermarse, a la cual visitan y atienden agentes comunitarias de salud. Debido a la limitación de recursos, estas visitas no son todo lo frecuentes que sería deseable, y la idea es que sean los mismos pobladores quienes ante la aparición de ciertos síntomas puedan, mediante un sistema IVR, comunicarse de forma telefónica (generalmente desde móviles) con un servicio de salud centralizado, de modo que se asignen y prioricen recursos a partir de la información recibida.
(…)
Principalmente hay dos motivos (para usar software libre y no privativo): flexibilidad para desarrollar aplicaciones propias, y los ahorros en licencias. En este tipo de proyectos de cooperación con financiación limitada no se debe gastar dinero en licencias de productos para los que hay una equivalencia libre tan buena o mejor que la privativa a nivel de prestaciones. Esta cuestión que puede ser algo más obviado en nuestro contexto del llamado “primer mundo”, sería inaceptable en la mayoría de los países en desarrollo del planeta.
Me queda alguna duda respecto a lo úlitmo que plantea en cuanto a la posibilidad de obviar estas cuestiones en nuestro entorno. ¿No sería una buena vía para recortar gasto en época de crisis…? En cualquier caso, espero que cunda el ejemplo, y me sirva y nos sirva, para descubrir y compartir más aplicaciones tecnológicas al servicio del mundo de la solidaridad. Intentaré compartir más a medida de lo que vaya descubriendo en futuras entradas. Podéis hacer vuestras aportaciones en los comentarios.
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Saludos!
La verdad es que es bonito que solidaridad y tecnología se unan para una misma causa. Ojala valiese para mejorar un poquito el mundo y así solucionar muchos de los problemas que tienen lugar en él.
Desde aquí te mandamos toda nuestra fuerza, para que tales objetivos sean posibles 😉
Pues esa es la idea. Esperemos que muchos granitos de arena hagan una montaña.
Saludos, 😉
Pues eskerrik asko por la referencia. Mi blog suele ser un poco para freakys/techies, sí, pero por debajo de los tecnicismos del software libre subyacen cuestiones más bien éticas, sociales y políticas: que tengamos la libertad para usar los programas, copiarlos, mejorarlos y publicar las mejoras. De este modo, en el microterreno de la vida que es el uso de estas tecnologías (ordenadores, móviles, GPSs,…) estaremos consiguiendo mucho más que ahora por menos, gracias a un estilo de colaboración, apoyándonos en el esfuerzo de otras personas y a la vez aportando.
De nada. La referencia era obligada, si de verdad creemos que otro mundo es posible, siempre y cuando nos pongamos a ello.
Cualquier día de estos doy el salto al soft libre. Necesitaré un buen maestro… con una tarifa asequible, 😉
Un abrazo,
Ese salto te va a salir gratis por mi parte, el único cobro que te puedo hacer es que juntes a más personas para poder aprovechar más la sesión.
Te tomo la palabra, aunque habrá que consolidar algunas cuestiones como este blog antes de poder dedicarnos a ello con el suficiente foco e interés…
Un abrazo, 😉
Otro motivo más para ti, oh «matasanos bloguero»: http://www.elpais.com/articulo/tecnologia/software/puede/perjudicar/gravemente/salud/elpeputec/20100723elpeputec_4/Tes
Uff, como para ponérsele a un@ los pelos como escarpias…