Hace tiempo que leí en uno de esos correos electrónicos que circulan por Internet el siguiente Decálogo para formar un joven delincuente:
- Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.
- No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
- Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
- No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
- Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
- Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura
- Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
- Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
- Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
- Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Mientras invitaba a una madre de la consulta a ofrecer su testimonio para el blog (que verá la luz en fechas próximas), otro testimonio más, me invitaba a visitar el blog del juez de menores Emilio Calatayud, a quien no conocía. Curioseando algo por el blog y por apariciones suyas recogidas en Youtube, he encontrado múltiples intervenciones suyas, entre las que se encuentra una que hace referencia al decálogo mencionado (del que confiesa no ser autor, sino mero transmisor de experiencias recogidas por la policía).
Hay cuestiones espinosas, controvertidas e incluso políticamente incorrectas, pero no está de más oírlo. Al fin y al cabo, y tal y como menciona, su opinión es rebatible y sus sentencias recurribles…
Os dejo con una de dichas intervenciones en los dos siguientes vídeos. Salvando algún matiz, que quizás precisase un contraste de ideas más profundo, percibo muchas coincidencias con algunas de las cuestiones que nos planteamos much@s compañer@s del ámbito sanitario en el diagnóstico y el tratamiento de la situación actual del menor:
- l@s menores son sujeto de multitud de derechos y a veces se echa en falta una mayor clarificación en cuanto a sus deberes.
- los padres y madres en multitud de ocasiones ejercen (¿ejercemos?) de amig@s de nuestr@s hij@s, dejándolos huérfanos.
- es difícil poner límites en torno a la adolescencia si no se ha comenzado desde pequeñ@s.
- es necesario que nos mojemos tod@s como sociedad y que l@s distint@s profesionales implicad@s (en el ámbito de la educación, de la asistencia social, de la justicia y la sanidad) trabajemos de forma coordinada (eso a lo que nos gusta llamar abordaje multidisciplinar, que tan bien soporta el papel y tan complicado es de llevar a la práctica cuando funcionamos como islas…).
Es un decálogo que había leído y que quería llevarme un día al blog. Me gusta porque aunque haya aspectos discutibles, refleja muy bien muchas de las inquietudes que me asaltan en cuanto a las formas «actuales» de educar y sus consecuencias.
Un saludo
No había mencionado directamente en la entrada, pero en lo poco que he podido curiosear en su blog y en los vídeos en los que aparece, Emilio Calatayud se muestra muy crítico con las nuevas tendencias psicopedagógicas, en su opinión excesivamente laxas (carente de límites) y, de hecho, menciona también el controvertido tema de la bofetada a tiempo…, cuestión que me chirría muy mucho. Aceptando ese criterio, ¿cómo se miden las bofetadas justas…? La línea que separa esta cuestión del maltrato infantil no la tengo nada clara… Creo que esto podría ser el germen de un debate interesante, y recuerdo una entrada de Santiago García Tornell que hablaba de una expresión que me atrae mucho y no había leído o escuchado previamente: mano de hierro en guante de seda. La disciplina, el establecimiento de límites, educar en valores y en la asunción de consecuencias no están necesariamente reñidas con el cariño.
Me encantaría que ampliásemos este debate lo más posible y con cuantas más voces y de más distintos ámbitos, mejor.
Un abrazo, 😉
No recordaba el lugar donde había leído la expresión: es esta entrada.
No estoy de acuerdo para nada con el maltrato físico; sin embargo, existen excepciones a todo. Los niños son todos diferentes y habrá quienes tiendan a descarrilarse o a darles un sentido distinto a los valores, «una bofetada a tiempo» (en mi tierra le decimos » una nalgada»), en ocasiones es necesaria… ¿El límite? Considero que el NÚMERO DE VECES que tenga un padre o madre que recurrir al castigo físico es lo importante a tomar en cuenta, para no caer en el maltrato infantil.
Gracias, interesante el tema.
Gracias, Liliana, por la participación.
Yo le veo riesgos evidentes a la argumentación que expones, por ejemplo, el de definir quién valida el número de bofetadas aceptables (¿una, dos… seis al día?, ¿una cada (dos, tres…) semana(s)?), quién tiene la potestad de decidirlo (¿mi hij@ es mí@, y le pego lo que me parece oportuno para enderezarl@?.
No puedo menos que pensar en la violencia ejercida secularmente contra las mujeres. Durante décadas, más bien siglos, los dos problemas fundamentales que la han justificado han sido:
a) que los trapos sucios se lavan en casa (aspecto éste que también menciona Emilio Calatayud, y en este extremo no puedo estar más de acuerdo con él cuando afirma que lo que ocurre con l@s menores, lejos de ser una cuestión estrictamente doméstica, es una responsabilidad social, de tod@s, lo que no quiere decir que la responsabilidad de todo el mundo sea la misma).
b) que esto que nos suena a aberración (a la inmensa mayoría) tenía su SUSTENTO LEGAL, ya que la mujer casada era propiedad del marido (es decir, pasaba directamente de ser propiedad del padre a ser propiedad del marido).
¿Es lícito que pegue a mi pareja si sólo lo hago, pongamos por caso, una vez al día/a la semana, y siempre y cuando lo haga con intención de enderezar sus conductas? ¿Por qué eso es una actitud deleznable y sin embargo es justificable en el caso de un(a) menor?
Pues bien, con l@s niñ@s, en muchos casos, no hemos roto del todo esa argumentación. Entre otras cosas, a mi juicio, porque todavía no es un problema social (o socializado) como el de la violencia ejercida contra las mujeres.
Si esto que expongo se malinterpreta hasta el extremo opuesto (al final, cada cual tiene la visión sesgada de su trabajo, familia, entorno), se puede caer en la laxitud que viene a denunciar el juez Calatayud, y entiendo que se rebele contra ello.
Creo, firmemente, en el valor intrínseco y los derechos inalienables de l@s menores, que no pueden separarse (como también denuncia Emilio Calatayud) de los deberes que les corresponden (y que a menudo dejamos aparcados).
Por eso me gustó tanto la expresión a la que hacía referencia en el comentario anterior: mano de hierro con guante de seda, que también creo que puede expresarse -de forma muy resumida, tal vez mejorable- como educar en valores y consecuencias a nuestr@s hij@s o firmeza en los principios y flexibilidad en los medios.
Saludos, gracias nuevamente por tu aportación.
El mismo día de la publicación de esta entrada, entablé una rica conversación con @chelucana, en la que aportó una serie de reflexiones que me parece oportuno traer a colación, por si animan el contraste de ideas. La transcribo de forma literal con un par de objetivos: 1) el primero y más obvio contribuir al debate con las aportaciones y enlaces de @chelucana; 2) el segundo, aunque quizás parezca tangencial, como llamada de atención sobre la utilidad de las redes sociales para compartir conocimiento también en el ámbito de la salud:
@rubengp: Trabajo con menores desde la justicia, la escuela, lo social y lo sanitario, ¿es posible?, Hij@s de Eva y Adán: http://wp.me/pXq5v-e5
@chelucana: @rubengp No me va a quedar más remedio que comentar ese post 😦
@rubengp: @chelucana a ver si me voy a tener que dedicar a polemizar para que os animéis más… 😉
@chelucana: @rubengp Ayns! Tengo que cerrar. Me gustó tu último comentario más que el post 😉 Te resumo por aquí mi opinión http://bit.ly/2D4Y7O
@chelucana: @rubengp La famosa charla le dio de sí para publicar un libro también
@rubengp: @chelucana (…); mi intención en parte con el post era generar polémica y debate
@chelucana: @rubengp (…) Tb comenté hace tiempo un artículo con paralelismo maltrato femenino http://bit.ly/fvqb5 / http://bit.ly/QiPzv
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